martes, 16 de junio de 2020

INFOXICACIÓN


     Son muchos los que claman que estamos cerca de una “infoxicación” universal. Este es un curioso término que se relaciona con las expresiones de sobre-abundancia de información, o saturación de la misma. Umberto Eco nos decía que Internet es un caos sin jerarquía y que por la Red circulan gran cantidad de cosas en un maremágnum incontrolable. Insiste que ese mejunje es mucho peor que la falta de información, añadiendo que el exceso de información provocará una especie de amnesia universal.
     Otro estudioso de estos temas, el escritor norteamericano Nicholas G. Carr, llega más lejos. En su libro finalista del Pulitzer ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?”. Carr analiza los efectos perniciosos de la utilización abusiva de las tecnologías actuales en la cultura y en nuestras mentes, concluyendo que Internet provoca una considerable disminución de concentración y de la capacidad de observación de la realidad, provocando posteriores perjuicios en la memoria y sobre la capacidad humana de procesar información. En realidad ─y apoyándose en estudios psicológicos y neuronales─ Carr abunda sobre una argumentación que expuso en su ya célebre artículo de 2008 ¿Está Google haciéndonos estúpidos?
     Sin embargo ─y aunque se trate de un asunto un tanto manoseado─ el impacto de Internet sobre nuestro mundo es algo de enorme interés y actualidad. A grandes rasgos podemos decir que nos entusiasma la tecnología que nos conecta, y que nos proporciona tremendas facilidades para expresarnos. Pero de la misma manera percibimos que hay una terrible sobrecarga de información que nos infoxica. Esta abundancia impide que podamos otorgar credibilidad a la información que nos abruma, y sumerge en un mar de confusión; haciendo muy complicado el que podamos discernir entre la buena y la mala información.


     Pero hay otra cara más oscura. ¿Propicia Internet una intoxicación informativa? No nos cabe duda de que una información sobre-abundante en una dirección implica marginar otros aspectos de la misma, quizás más importantes, y más esclarecedores, pero menos convenientes para quienes son proclives a llevar la información en el sentido que vaya más en consonancia con sus intereses.
     Otra faceta ─mala─ de la intoxicación informativa mezclada con la saturación, es la manipulación de temas triviales concediéndoles mucha más relevancia de la que en realidad tienen para, con ello, desviar la atención de asuntos más importantes para las personas y para la sociedad en la que viven.
     La confluencia entre intereses políticos e intereses económicos dan como resultado una saturación de información indigerible rompiendo, y enmascarando, el binomio información/conocimiento, privándonos de filtros de jerarquía y clasificación, envolviéndonos en datos contradictorios e intoxicándonos de información.
Ignacio Pérez Blanquer
Académico de Santa Cecilia


1 comentario:

  1. Este artículo se publicó en el "Diario de Cádiz" el día 13 de octubre de 2015. (Infoxicación)

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