Por
supuesto que ayer acepté el reto, de mi amiga Inmaculada Moreno,
de poner aquí algunos de los libros que me han influido a lo largo
de mis años de lector empedernido. Creo que son más de diez, e
incluso aunque elija diez solamente, sé que son muchos más. También
he de considerar que el influjo de estos libros es variado, los de
algunos son emocionales, los de otros son estéticos, los hay también
─y son bastantes─ de carácter profesional (la ciencia es un gran
motor). Y también los hay divertidos, de contenido ideológico, de
historia y arte... Muchos, realmente, muchos. Y todos ellos han ido
dejando alguna secuela. Desde luego hay algo que será muy difícil y
es poner un orden de prelación, considero que ─para mí─ eso es
imposible. Además, también hay dependencia de los momentos y
circunstancias en los que los libros han sido leídos.
Ayer,
en el muro de Inmaculada, cite dos libros importantes, uno es de
Jorge Luis Borges, "Inquisiciones - Otras Inquisiciones" y
"La civilización del espectáculo" de Vargas Llosa. Aquí
quiero citar hoy uno ─muy determinante─ que leí cuando era joven
y que volví a leer pasados muchos años: "La montaña mágica"
de Thomas Mann. Probablemente una de las obras más grandes de toda
la literatura del siglo XX. Una de las grandes obras maestras de la
literatura universal, un retrato de la Europa de principios del
pasado siglo y, al mismo tiempo, una profunda reflexión acerca de la
condición humana, del tiempo, de los cambios, de la tolerancia, de
la estupidez y de la inteligencia y del alma también. Me parece que
fue Mario Vargas Llosa el que dijo: «Puede
que la vida de un lector se divida en dos: antes y después de haber
leído "La montaña mágica", de Thomas Mann».
Y lo creo.
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